Lectura esencial para entrar al siglo XXI

Es primera vez que en este blog pongo algo que se asemeja más a una reseña formal de un libro. Aquí va, todo comentario es bienvenido, como siempre. Excelente lectura de verano para los suertudos del hemisferio correcto

Renato Cristi y Pablo Ruiz-Tagle, La república en Chile. Teoría y práctica del constitucionalismo republicano. Santiago: LOM, 2006. 389 pp.

Apenas anunciado el triunfo electoral de Michelle Bachelet, la presidenta electa recibió la felicitación de Ricardo Lagos en una llamada telefónica transmitida en directo por la televisión. Bachelet comentó que “una vez más Chile ha demostrado en verdad la tremenda tradición republicana que tenemos», y agregó más adelante: “Como usted diría, se siente la república». Dentro de esa puesta en escena, destaca la doble alusión a la “tradición republicana”, paradójicamente enmarcada en una institucionalidad que surge del derrocamiento de la república a cuya presencia aludía la flamante presidenta. Bachelet revela en su comentario que esa otra “república” fue uno de los puntos de referencia ideológicos que Lagos usó en la intimidad de su presidencia, a la vez que manifiesta su propia voluntad como nueva mandataria de mantener la idea como norte de su administración.

La “república”, en la conversación de Bachelet y Lagos, es el nombre del proyecto recuperativo que busca reconstituir cierta tradición político-institucional y desmantelar el legado de la dictadura. Lo interesante es que, en los términos de este intercambio, esta república no se manifiesta abiertamente en la competencia electoral, sino que se siente, como los fantasmas, las visiones premonitorias, o los temblores de tierra. La “república” de Lagos y de Bachelet está hecha de nostalgia y de anhelos de futuro; no describe una realidad plenamente materializada tanto como una idea-guía o, en el mejor de los casos, como obra en progreso.

Lo que hace este cuadro tan revelador es que el sueño de la realidad alternativa se proyecta no desde los márgenes, sino desde la presidencia, el centro mismo de una institucionalidad diseñada para impedir que tal sueño se realice. La anti-república heredada de la dictadura anula el sueño republicano de raigambre liberal y democrática: esta república se siente en momentos extraordinarios y simbólicos, pero tiende a ser evanescente y no parece dejar huellas de su aparición en el edificio institucional. Tal vez alucinada por esa visión de la república que aparece en el rito del sufragio y luego en la celebración en las calles, Bachelet se atrevió a proponer en sus primeros días como presidenta un plebiscito acerca del sistema electoral binominal, propuesta que no llegó a cuajar por no tener asidero jurídico claro dentro de la Constitución de 1980, aun con las reformas firmadas por Ricardo Lagos que entraron en vigencia en 2006. Este detalle ilustra la relación, a veces complementaria y a veces conflictiva, entre el ideario republicano y el constitucionalismo vigente, relación dinámica a partir de la cual Renato Cristi y Pablo Ruiz-Tagle construyen una instructiva trayectoria histórica que abarca desde la independencia a los comienzos del siglo XXI en La república en Chile.

Cristi y Ruiz-Tagle elucidan con destreza el modo en que dos ideas de organización política, contrapuestas en torno a la noción de soberanía o poder constituyente, se han relacionado a través de la historia de Chile, disputándose la hegemonía. Esta hegemonía otorga un poder que no se ejerce sólo en el diseño y la construcción de la institucionalidad; abarca también la legitimización del orden de las cosas en todos los ámbitos, incluyendo el de la subjetividad ciudadana y los modos en que se construye y se socializa la participación en la comunidad imaginada de la nación.


La colaboración entre un filósofo político como Cristi y de un jurista como Ruiz-Tagle tiene la virtud de aprovechar el rigor con que los autores potencian sus respectivas disciplinas al desarrollar un argumento común, produciendo un diálogo jurídico filosófico de gran interés pero ofreciendo además una elaboración histórica de alto vuelo . En efecto, el trabajo de Cristi y Ruiz-Tagle, al presentar su narrativa sobre la idea de república, se relaciona con una tradición intelectual de sólida raigambre en la historia de Chile: el ensayo histórico, que en los últimos tiempos ha sido practicado casi en solitario por historiadores como Alfredo Jocelyn-Holt y, con menos vuelo expresivo pero con gran aplomo metodológico, por Gabriel Salazar. El ensayo histórico chileno siempre ha estado ligado a la necesidad de referirse a la contingencia por medio de la memoria histórica. Es lo que hace Jocelyn-Holt con la serie de obras que comienza con su certera anatomía de la independencia de Chile y con su fundamental ensayo El peso de la noche. Nuestra frágil fortaleza histórica (Planeta, 1997), con el cual el trabajo de Cristi y Ruiz-Tagle comparte la sensibilidad con respecto a las contradicciones y consecuencias políticas que se imbrican tanto en los orígenes como en el desarrollo de la nación chilena. Dicha afinidad se puede detectar en cierto paralelo entre el libro anterior de Renato Cristi, El pensamiento político de Jaime Guzmán (LOM, 2000) y la obra antes mencionada de Jocelyn-Holt, en la cual se va revelando el pensamiento político de una figura histórica a través de sus prácticas políticas. Así como Jocelyn-Holt revela a Portales como artífice central de la singular construcción del estado chileno decimonónico, Cristi identifica los principios filosóficos de Jaime Guzmán dispersos en su variada obra como jurista, político, e intelectual público, para establecer su impronta en la génesis de la república autoritaria asociada a la Constitución de 1980, en la convicción de que «sólo una confrontación filosófica con el pensamiento de Guzmán, abre la posibilidad de recuperar la política del bien común y la justicia social, para así refundar una república de ciudadanos y no de meros propietarios y consumidores». La diferencia entre Portales y Guzmán, es que el hedonista Portales, como propone Jocelyn-Holt, no ve en el poder una salvación; ni siquiera un refugio. El cerebro institucional de Pinochet y fundador de la UDI sí le adjudica trascendencia al ejercicio del poder y a la sujeción última a la autoridad que lo encarna.

El año 2006 registrará en los anales hechos tan señeros como la cuarta presidencia consecutiva de la Concertación en manos de una mujer socialista, la gran rebelión de los estudiantes secundarios y la muerte de Augusto Pinochet. Estos eventos, que marcan toda clase de hitos culturales, políticos e históricos, resaltan la pertinencia de un trabajo como el de Cristi y Ruiz-Tagle. Estamos siendo testigos y partícipes de la turbulenta y apasionante entrada de Chile al bicentenario, cuando empezará a dirimirse el cariz que tendrá la República de Chile en su tercer siglo de existencia. En juego está la pregunta de si será posible crear las condiciones políticas para rescatar el legado republicano de raigambre democrática que describen los autores y conjugar en un renovado orden constitucional, por una parte, una mejor participación ciudadana, el reconocimiento de derechos fundamentales y la ampliación de las libertades con, por otra parte, la medida apropiada y necesaria de representatividad y fortaleza institucional. Cristi y Ruiz-Tagle identifican un precedente que puede ser útil y orientador en esta tarea: la efímera Constitución de 1828, en cuyo artículo 21 se sintetizan las aspiraciones republicanas: “La Nación Chilena adopta para su gobierno la forma de República representativa popular”. La fascinante narrativa histórica que se desprende de este trabajo indica, sin embargo, que no basta con acoger estos principios en la teoría, sino que es necesario plasmarlos en instrumentos jurídicos efectivos y en prácticas ciudadanas genuinamente participativas.

1 comentario en “Lectura esencial para entrar al siglo XXI”

  1. Hola Roberto,

    A mi personalmente, me pesa mucho que además de lo que tu comentas, la base jurídica de nuestra república sea una constitución dictatorial. Me averguenza igualmente cuando ese documento se usa para defender el «derecho a la vida» como para frenar reformas a la educación, como cuando la leemos como libro de reglas de nuestras elecciones.

    Esta claro que necesitamos una refundación de nuestra República.

    Un abrazo.

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