El informante del tira Morales

Lo quedé mirando ahí recostado en la camilla, con esas medias espaldas que tiene todavía y esa dureza de sus manos. Sesenta y tantos años y un episodio vascular, pero todavía tiene más fuerza que yo. Nunca me voy a poder comparar con él. Más encima, veterano de guerra, sobreviviente de las dos batallas de Coyhaique, escapado de un campo de prisioneros en Argentina y conocido por no aguantarle ni una mierda a nadie. Mientras que yo, bueno, yo que soy lo que soy.

La batalla de Navidad

Los unitarios venían bien armados y apertrechados, eso se notó desde un principio. No es sorpresa, esta guerra ha sido toda desigual, y si la empezamos ganando fue porque ellos estaban atontados, no podían creer que la rebelión fuera tan extensa. O que fuera real. Después reaccionaron, se organizaron, gastaron plata donde había que gastarla.

Mi casa ajena

Me acostumbré a vivir en esta casa y le he tomado cierto cariño a algunos espacios, particularmente a un ventanal curvo decorado con vitrales donde me gusta instalarme a leer, aprovechando la luz del atardecer. Pero nunca la he sentido como propia; primero, por lo obvio: no me pertenece. Además, la asocio con mi trabajo:… Seguir leyendo Mi casa ajena

Casa fantasma

Me acuerdo de la primera vez que lo vi. Fue en pleno día; no sé por qué razón rompí mi rutina de trabajo y me vine a almorzar a la casa. Lo sorprendí en el baño, recortado contra la ventana llena de sol, mirándose al espejo como si se acabara de afeitar.

El «Sueco» de Pastoral americana, de Philip Roth.

El Sueco. En tiempos de la guerra, cuando yo todavía estaba en la primaria, ese era un nombre mágico en nuestro barrio de Newark, hasta para los adultos a una generación de distancia del gueto de la calle Prince y que todavía no se habían americanizado lo suficiente como para impresionarse por las hazañas de… Seguir leyendo El «Sueco» de Pastoral americana, de Philip Roth.