Ya que nadie más lo va a hacer, quisiera aprovechar de ofrecer mi propio elogio del resentimiento. Erasmo de Rotterdam, que no era ningún tonto, se alivianó la tarea describiendo la necedad de manera tan laxa que a los traductores no les fue difícil brutalizar sus ideas. Así es como la estulticia original, materia complicada y profunda, se transformó en una simplona y payasesca locura. Por lo tanto, prefiero no definir qué es el resentimiento, porque no quiero constreñir una condición que es compleja y vasta, tan compleja y tan vasta y tan incomprendida como la misma estupidez.
Mes: febrero 2015
La fuga de Alberto Guerrero
Dirán que la suerte fue mía y no de Glenn. No interesa. Puñaladas por la espalda, a mansalva y sobre seguro. Cómo se va a defender uno. Imposible. Pupilo genio, dicen, profesor famoso. Tienta pensar así, para apocar, menoscabar, pero no es cierto, no es cierto, señor [ruido exterior, motor de automóvil o motocicleta que… Seguir leyendo La fuga de Alberto Guerrero
Oda al niño de la víbora
Para Hanan y Nour El-Youssef Una vez, cuando era redactor itinerante de Let’s Go!, una guía turística para mochileros, fui a dar a una playa en el reino de Marruecos. Me sentía agotado después de semanas de viaje por montañas y desiertos marroquíes, en trenes sofocantes, en camiones cargados de naranjas de exportación y hasta en… Seguir leyendo Oda al niño de la víbora
Chirigua
Mi familia se desperdigó después de que murieron las dos hermanas de mi mamá. Se desintegró entre los silencios y las reyertas cebadas por el alzhéimer, que más que una enfermedad es una seguidilla de crueldades y depredaciones. Se perdió la familia y se desvanecieron con ella hasta los objetos asociados con la vida en común, salvo minucias, remanentes sin vínculos: un… Seguir leyendo Chirigua