Elogio del resentimiento

Hace un tiempo, hablando por teléfono, le propuse a una amiga experta en la poesía de Enrique Lihn mi teoría cufifa de que tratar a Chile de «horroroso» era un insulto propio de enamorados, pura nostalgia mal disfrazada. —Puede ser—dijo— pero lo de Lihn es poesía, lo que tú tienes con Chile es más como… Seguir leyendo Elogio del resentimiento

El chacal de la trompeta

1976. Vuelvo a Chile a fines de invierno y me encuentro con que Santiago ya no es una ciudad sino un limbo distópico. Si alguna vez fue una unidad diversa, la capital se ha puesto mucho más arisca y se siente como un ensamblaje de espacios disconexos. El silencio establece su imperio en las calles, en las… Seguir leyendo El chacal de la trompeta

Elogio del resentimiento

Ya que nadie más lo va a hacer, quisiera aprovechar de ofrecer mi propio elogio del resentimiento. Erasmo de Rotterdam, que no era ningún tonto, se alivianó la tarea describiendo la necedad de manera tan laxa que a los traductores no les fue difícil brutalizar sus ideas. Así es como la estulticia original, materia complicada y profunda, se transformó en una simplona y payasesca locura. Por lo tanto, prefiero no definir qué es el resentimiento, porque no quiero constreñir una condición que es compleja y vasta, tan compleja y tan vasta y tan incomprendida como la misma estupidez.