Alfredo Jocelyn-Holt ha hecho algunas precisiones sobre la columna de hace un par de días sobre Michelle Bachelet, que comparto aquí con su autorización. En el espacio de comentario de más abajo está el texto de la explicación sobre sus apreciaciones del evento Chile Medios.
AJ-H:
A propósito de tu columna «»Michelle y el Monstruo» me llamó la atención que tu señalaras, refiriéndote supongo a una intervención mía en un evento de Chile Medios que yo habría proferido una «pachotada disfrazada de análisis» respecto a la Bachelet. Te recuerdo que fue una pregunta abierta, y que días después, entre tanta histeria, a la que al parecer has vuelto, cuando se me permitió explicar, fundamenté mi análisis. Te incluyo, para tus archivos el artículo que apareciera en Qué Pasa al respecto, en que verás que a lo que apuntaba era mucho más serio. Por tanto, deberías quizás, si así lo estimas, corregir tus comentarios. Sin otro particular,
Alfredo Jocelyn-Holt
RCS a AJ-H:
Alfredo:
Gracias por tu mensaje. Ya había leído la explicación que apareció en Qué Pasa después de ese evento. Sigo pensando que, dado el carácter de ese encuentro, tu pregunta abierta fue extemporánea y calculadamente provocadora. No niego que la pregunta pueda apuntar a algo más serio, aunque en tu explicación de sus alcances no logro ver bien en qué evidencia está basada. Esto último no tiene por qué ser responsabilidad tuya. Tampoco es un factor ninguna supuesta «histeria», término que, como tú muy bien sabes, deja una huella etimológica muy interesante.
Si me lo permites, voy a poner en mi blog tu objeción a la manera en que caractericé tu intervención en Chile Medios.
Saludos,
Roberto
AJ-H a RCS:
Estimado Roberto:
Te agradezco tu mail. Yo leo con mucho gusto tus columnas, y la verdad es que me llamó la atención tu comentario porque trato de ser lo más abierto posible, y no «difrazo» mis opiniones. Se ha dicho que la pregunta fue extemporánea dado el lugar, pero la verdad es que yo nunca me imaginé que íba a producir el revuelo que produjo. La Bachelet fue quien llevó o trajo las cámaras (nada semejante había ocurrido antes con los demás candidatos), y el suceso tuvo una repercusiones ese día fuera de todo contexto. De hecho, me costó mucho que saliera reproducida en la prensa la pregunta completa. La pregunta apuntaba, primero que nada, al carácter mediático de la Bachelet y ciertamente eso no estaba para nada fuera de lugar. Que haya sido «cáculadamente provocadora», no es cierto. Yo trato siempre de provocar, como supongo que tú también lo haces porque eres profesor después de todo. Provocar intelectualmente, me refiero. El punto es que la señora Bachelet, y he ahí mi sorpresa, no fue provocada intelectualmente, sino que se volvió literalmente histérica, y con ella los medios. En el fondo, pues, todo resultó muy «in situ», si lo piensas retrospectivamente, aunque eso evidentemente yo no lo pude planear de antemano. Si lo hubiese programado me dedicaría a ser periodista o trabajaría en televisión, que por cierto no hago. Lo lamentable es que la pregunta, que ella no contestó, contenía afirmaciones sobre los militares que sí eran provocadoras. Ella como militante PS, con conocimiento directo de temas militares, con pasado familiar y personal militar, habiendo sido ministra de Defensa, etc etc, sabía perfectamente qué se le estaba preguntando. No contestó. Prefirió, en cambio, actuar antes las cámaras de una manera, a mi juicio mediática, y que demuestra que es mucho más oblícua (estoy siendo moderado en este momento) que lo que uno puede ingenuamente llegar a creer sobre su persona. Eso no más. No tengo inconveniente, y si tú encuentras que vale algo que aparezca mi alcance en tu blog, encantado.
Saludos,
Alfredo
¿Por qué tanta histeria?> Alfredo Jocelyn-Holt>>La relación entre quienes se dedican a pensar y quienes a mandar es de por sí incómoda. No puede no serlo, e incita a la censura y autocensura. Se basa en la sospecha mutua, aunque desigual en cuanto al poder neutralizador que esgrime el uno contra el otro. Las ideas pueden llegar a desafiar al orden establecido; pero, solo después de un rato, y debiendo exponerse quien las emite no solo a que no se las entienda sino, peor, que las capten de inmediato por lo peligrosas e inquietantes. Nadie más al descubierto que el que habla fuerte, de corrido, y hace desentonar el tam-tam de la tribu. Como me lo recordara un alumno, en medio del revuelo histérico que provocara mi pregunta a la señora Bachelet, si viviésemos bajo el stalinismo, «hace mucho tiempo profesor que usted descansaría en una fosa común de Siberia»>¿Qué fue lo que dije? Textualmente pregunté lo siguiente: «Señora Bachelet: Para serle muy franco, tengo fuertes desconfianzas respecto a su candidatura. Se dan alrededor suyo una serie de inferencias que, a mí al menos, me preocupan. A usted le precede una supuesta popularidad simpática, mediática, medida por ese instrumento de marketing que son las encuestas. Sin embargo, se ha dicho, y yo lo comparto, que su candidatura es insustancial. Hoy, en la mañana, nos hemos enterado que su programa presidencial va a estar listo en sesenta días más, y eso que a usted ya la han ungido Presidente. En su historia personal se da el hecho de que usted pertenece a la «familia militar» (lo dice Tironi, no lo digo yo). Es hija de un general de la FACH, y milita en el Partido Socialista. Desde el más allá, Marmaduque Grove, fundador de ambos, de la FACH y del PS, (yo suelo decir que el PS es un partido «FACHista»), Marmaduque Grove debe sentirse plenamente realizado. Además, usted se ha perfeccionado en los EE. UU. en materias militares, y eso que usted es originalmente médico. Ha sido ministra de Defensa, y, hay, todavía, dudas respecto a sus vínculos con grupos paramilitares durante la dictadura. Mi desconfianza se agudiza, todavía más, en la medida que vivimos en un régimen constitucional cívico-militar, amén de todo lo fáctico que es nuestra política. En concreto, pienso que usted es un producto de marketing mediático, populista, y la carta tapada –aún no reconocida– de la fuerza militar. Le agradecería mucho que usted, más allá de un mero desmentido de lo que he dicho, fundamente por qué no deberíamos sentir, por lo menos yo, esta fuerte desconfianza.» > >No dije nada más. No había más tiempo para fundamentar. No interrumpí, no pedí réplica, ni fui insolente. Ahora bien, presumí que era una pregunta legítima, condicional, subjetiva, en que se repetían cargos voceados desde hace rato. Lo extraño es que se ofendió y se quebró, y eso que, antes de que me contestara, me pareció asertiva. ¿Por qué? Presumo porque osé suponer siquiera que ella, en tanto víctima de la dictadura, podía ser una «carta tapada» de los militares. Sólo un emplazamiento de este tipo, atentatorio a la «lógica» impuesta todos estos años, puede explicar su reacción destemplada.>Pero, veamos. ¿Nos estaría vedado, entonces, indagar sobre la naturaleza del régimen que nos rige? ¿No podemos inquirir a nuestras autoridades si lo que viene ocurriendo desde 1989 es una normalización del orden democrático, o, por el contrario, una sobrevivencia encubierta, bajo ropajes «civiles», de aspectos medulares de la dictadura? El sistema económico y la Constitución de 1980, intocable en lo referente a los «garantes de la institucionalidad», validan la duda. Es más, lo fáctico de nuestro orden, el conjunto de poderes sin reconocimiento formal pero que igual influyen, aún exige explicación. ¿Es que, de repente, se esfumaron? Y, dado que a la señora Bachelet le ha cabido una actuación clave, como ministra de Defensa, ¿es inadmisible preguntarle sobre su participación en el mantenimiento de dicho régimen? >Se trata de preguntas que admiten respuestas múltiples. Yo esperaba algo así como «no estoy de acuerdo con el implícito que motiva su inquietud, vivimos en normalidad, Alfredo». A lo cual le habría respondido, de acuerdo, pero concédame que una normalidad con visos tanto nuevos como históricos. Básicamente un presidencialismo con casi nulos contrapesos. Desde luego, con el Congreso más débil de nuestra historia republicana. Un presidencialismo fuerte que recuerda la solución que Arturo Alessandri Palma acordara con las Fuerzas Armadas, post 1932, y en que ambos reconocían su poder y debilidad: unos tienen los votos, los otros disponen de las armas. En suma, la fórmula que explica por qué Allende llama a éstas a integrar su gabinete, hecho que tiene precedentes, y que, a mi juicio, confirma a esta trenza como la principal alianza política de facto durante casi todo el siglo pasado. Que la señora Bachelet milite en el partido de Allende, el único que tradicionalmente posee una política militar (salvo el MIR), que su biografía nos remita a la «familia militar», que se haya especializado en temas de seguridad nacional en la Academia Nacional de Estudios Estratégicos y en el Colegio Interamericano de Defensa en los EE.UU., admite la duda, y exige una aclaración. En fin, suponer que las Fuerzas Armadas funcionan únicamente con lógicas pinochetistas es ignorar una historia anterior de intervencionismo apoyado por civiles de izquierda.> >Sumémosle que no sólo en Chile imperan esquemas cívico-militares. El chavismo venezolano, u otros, debieran preocuparnos. Es decir, regímenes populistas que no toleran que se les lleve la contra. Y eso lo demostró la doctora Bachelet el otro día. Lagos viene haciendo lo mismo desde hace años. No aceptan el disenso, y se escudan en su popularidad por encuestas. Ojo, que la señora Bachelet me concedió un punto, que ella era un «accidente de tránsito» para los partidos políticos, que ella era una candidata de la «gente». Agreguémosle su, también, insistencia que ella no va a ser una mera continuación de la Concertación. En fin, ¿quién es y a qué apunta la doctora Bachelet? ¿No será que a un nuevo populismo, a la chilena, fuertemente presidencialista, por sobre los partidos, e insisto, en alianza con los militares? Chávez?>Sigo esperando una respuesta. Es inaceptable que en una sociedad que se estima pluralista se esquiven dudas profundas mediante salidas fáciles, emocionales, con ataques personales a quienes las manifiestan cara a cara. E pur si muove.
Que bueno que publicaste la replica o aclaracion de Alfredo Jocelyn-Holt. Es muy dificil ver la pelicula complete desde fuera del pais, y como el lo clarifico, los medios chilenos no publicaron todo. Si bien no comparto todos los miedos y desconfianzas que el plantea para justificar su pregunta, hay algunos puntos que comparto. Tengo serias dudas en la capacidad de liderazgo de Michell Bachellet. Su genero no tiene nada que ver, me parece ver a Frei nuevamente. No creo que Bachelet sea populista al estilo Chavez. Chile es un pais serio y si bien Lagos es autoritario su>autoritarismo no es comparable al casi dictatorial gobierno de Chavez. >Mis dudas respecto de su capacidad de liderazgo se fundamentan en como afronto la >campan~a presidencial, simplemente estaba ausente. Los debates fueron extremadamente debiles y nunca me parecio absolutamente segura de lo que decia.>Mis otras dudas asoman en las ideas que su programa de gobierno plantea sobretodo en desarrollo economico y politica exterior. Proponer un modelo de desarrollo vendiendo alimentos es una pesima idea que no es sustentable en el tiempo. Nombrenme un pais del club de los paises «desarrollados» que solo vende alimentos, simplemente no hay!. Me imagino que no es idea de ella, algun «asesor» debe haberla convencido.>>La «invitacion» que se extendio a la esposa de Kichner es otra alarma. Argentina va por muy mal camino y no creo que acercarnos politicamente, de esta manera, a Argentina sea una buena idea. Chile siempre ha tenido problemas con sus vecinos. En este momento estamos divergiendo en el modelo de sociedad. En Chile, queramoslo o no, se instauro una sociedad estilo U.S., individualista, donde lo material prima, donde la iniciativa privada es mas valorada y donde la sociedad es menos solidaria. Este modelo es opuesto a lo que Chavez busca y que Argentina parece seguir. Algo similar parece ocurrir en Peru y Bolivia. Tengo serias dudas que Michell Bachellet alla visto esta situacion a menos que, como dice Alfredo Jocelyn-Holt, secretamente quiere ir en esa direccion. Estas dudas son criticas y ella ha fallado en despejarlas, el problema es…Tenemos alguna alternativa?
Desearia que el Sr. Alfredo Jocelyn Holt hiciera algunas apreciaciones respecto a la demanda boliviana y especialmente a un paralelo que se puede hacer con Paraguay y la deuda que con ella mantienen, en palabras de Galeano, Argentina, Brasil y Uruguay, el Mercosur, por la Guerra de la Triple Alianza, la cual fue mucho peor y mas destructiva que la Guerra del Pacifico.>Jorge